24/3/13

Skin 101: Rutina básica (II: Tónico)



Siguiendo con la serie "Skin 101: Rutina básica", hoy nos toca hablar del tónico. Tengo algunas dudas con la elección de los textos pero bueno, hay muchísimo material y he elegido textos centrados en cada producto, más adelante construiré una lista fijas de posibles lecturas que hacer (la mayoría en inglés, por no decir todas) para intentar paliar mi "mano selecccionadora". El problema es que hay información básica en todos los textos y traducirlos todos sería repetitivo pero a pesar de eso cada uno añade pequeñas diferencias, si tenéis alguna idea sobre cómo hacer entradas atractivas reuniendo la información de aquí y allí sin caer en traducir información que ya ha aparecido en el blog y sin que la información quede desestructurada me gustaría oírla :) El artículo pertenece al mismo volumen que el de la entrada sobre la limpieza de la piel y en este caso se trata de "Toners and anstringents" (Tónicos y astringentes), escrito por Melanie Smith, perteneciente al grupo Mary Kay Inc. Esta entrada creo que es más amena porque se centra sobre todo en ingredientes usados y los relaciona con el tipo de piel.


Por ello, el texto se encuentra bajo libre acceso en la web aquí (p. 91).

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Introducción
Nomenclatura
Función y lugar en la aplicación en la rutina
Consideraciones a la hora de formular
Reclamos publicitarios y métodos de prueba
Reacciones adversas
Sumario
Referencias

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Introducción

La venta de productos de cuidado facial sigue creciendo globalmente, dirigida por nuevos e innovadores canales en los productos, el interés de los consumidores en reducir los signos de la edad,  un incremento en la riqueza y la disponibilidad de líneas de productos extranjeros en los países menos desarrollados. La mayoría de las ventas se centran en productos anti-edad/hidratantes. Líneas de productos asociadas a dermatólogos de renombre y packaging minimalista son cada vez más populares con los consumidores, que creen que proveen eficacia a un precio accesible sin prescripción. Euromonitor (1) comunicó que la venta de tónicos a nivel mundial en el año 2004 fue de casi 5 mil millones de dólares, un ritmo algo lento comparado con otro tipo de productos cosméticos de cuidado facial. El incremento de ventas proviene de las zonas de Asia-Pacífico, Europa y Latinoamérica donde los regímenes de múltiples pasos son aceptados. En Estados Unidos, donde la conveniencia es un factor clave en el uso de productos, las ventas alcanzaron un tope de 384.7 millones de dólares en 1999 y desde entonces han ido cayendo, un declive que se supone a largo plazo. La percepción que tienen los consumidores sobre lo innecesario e incluso dañino (ya que la dejan sobreexpuesta) del tónico, la falta de innovación y la poca comodidad en su uso son algunos de los factores que explican este declive. Frecuentemente son percibidos como dañinos al ser relacionados con resequedad en la piel o altos contenidos de alcohol.

En su momento, los tónicos se vendían con la premisa de balancear el pH y ayudar a retirar los restos altamente alcalinos, dañinos e irritantes de las limpiadoras y jabones del pasado. La mayoría de limpiadoras disponibles en la actualidad están formuladas de manera tal que resultan suaves y no alteran el pH de la piel, minimizando con ello la percepción de que el tónico es un paso necesario. Los consumidores actuales prefieren la comodidad de las toallitas de limpieza y los productos multifuncionales. A pesar de esto, hay oportunidades para que tanto dermatólogos, vendedores y consumidores encuentren uso a un tónico bien formulado, que proporcione una experiencia sensorial atractiva, sea adecuado como vehículo de principios y finalmente, que esté formulado de manera adecuada para cada tipo de piel.

Nomenclatura

Tónicos, astringentes, refrescantes de la piel, lociones, suavizantes, balanceadores, aguas de limpieza y otros términos son usados para referirse a productos que caen en este categoría de producto (en español es poco frecuente ver estos términos, pero en inglés hay más variedad). La diferencia en la nomenclatura varía de fabricante a fabricante e incluso dentro de una misma marca de línea a línea. Los tónicos pueden categorizarse como cosméticos (opuesto a tratamiento bajo prescripción médica; en inglés sería un OTC, es decir, un over-the-counter drug), dependerá de sus reclamos e ingredientes.

Función y lugar en la aplicación en la rutina

Los tónicos son productos sin aclarado. Son el segundo paso dentro de la rutina estandarizada y están diseñados para refrescar, tonificar y preparar la piel para el paso de hidratación. Remueven cualquier resto de maquillaje, y las personas con la piel grasa encuentran beneficioso el efecto que tienen sobre el sebo excesivo. Pueden proporcionar una exfoliación suave y sensación de frescor. También pueden servir de vehículo para principios activos o cosmecéuticos como lo son los de naturaleza anti-acné, anti-edad y blanqueantes.

Consideraciones a la hora de formular

Forma de los productos e ingredientes

Normalmente se trata de sustancias acuosas transparentes o soluciones hidroalcohólicas. La elección, función y reclamos correspondientes a los ingredientes determinan tanto la apariencia como el tipo de solución. Generalmente se componen principalmente de agua, que opera como vehículo. El etanol puede ser añadido tanto como canal como astringente o solvente para ciertos principios activos. Es difícil encontrar este alcohol en productos para pieles secas/sensibles y en el mercado asiático, pero podemos encontrarlo en grado variable en productos para pieles normales, mixtas, grasas o acneicas. El etanol funciona además como conservante cuando se emplea en cantidades iguales o superiores al 20%.

Se añaden humectantes para atraer el agua a la piel, mitigar el efecto secante del alcohol, reducir el punto de congelación para asegurar estabilidad en temperaturas frías, solubilizar otros ingredientes y ajustar los aspectos estéticos. La glicerina y el sorbitol son dos de los humectantes con mejor relación eficacia-precio, pero pueden dejar una sensación pegajosa. El ácido policarboxílico de sodio (PCA) es menos pegajoso y, más importante, es similar al PCA que se encuentra en la piel en forma de factor de hidratación natural. Cuando se busca solubilidad, y un efecto estético elegante, no pegajoso y suave se añaden ingredientes como propylene glicol, butylene glicol, polyethylene glycols, y glicerinas etoxiladas (por ejemplo, methyl gluceth-10, methyl glused-20…). Otros ingredientes solubles en agua como el ácido hialurónico pueden usarse también.

Por otra parte, se añaden emolientes como los copolioles de dimeticona y pequeñas cantidades de aceites para dar lubricidad y suavidad. Exigen el uso de cosolubilizantes (por ejemplo, PEG-40 hydrogenated castor oil, PPG-5-ceteth-20, polysorbate 20…) para asegurar la homogenidad de la fórmula. Se añaden en concentraciones del 0.1-0.5%, dependiendo de la cantidad de aceite que la fórmula lleve.

Se añaden asimismo extractos botánicos con distinta finalidad (4-6). La concentración de los mismos es variable. Por ejemplo, los destilados de aloe vera y el hamamelis frecuentemente se usan como vehículos. Algunos extractos son adecuados para ciertos tipos de piel, otros añaden múltiples beneficios. Casi siempre son el ingrediente central de los reclamos publicitarios y son los responsables de proporcionar astringencia, efectos anti-inflamatorios, antioxidantes, exfoliantes, calmantes y refrescantes. Lo que aporta los beneficios son los polifenoles contenidos en el extracto, dentro del grupo los de mayor repercusión son los bioflavonoides que encontramos en extractos de té verde, romero, mora, fresa, vino tinto, semilla de uva y extractos de pino (podéis encontrar más información al respecto en las referencias de esta entrada). El efecto anti-inflamatorio equivale a calmar la piel reduciendo la picazón, tirantez y rojez. Extractos de miel, malva, soja, aloe, lavanda, té verde, algas, regaliz y camomila pueden añadirse por su capacidad para suavizar y acondicionar la piel. Los niveles altos de tanina encontrados en sustancias como el hamamelis, la salvia, castaño de india y roble proporcionan acción astringente. Aparte de su acción astringente, el destilado de hamamelis contiene un 14% de etanol, proporcionando un efecto de frescor. Las isoflavonas conocidas por su contenido fitoestrogénico son beneficiosas para pieles más maduras y secas.

Otros ingredientes beneficiosos como la alantoína y el pantenol (acondicionan y suavizan la piel), antioxidantes, etc. Pueden encontrarse igualmente.

Los ácidos alfahidróxidos (AHA; glicólico, láctico, málico, cítrico, etc.) se usan tanto como exfoliantes como ajustadores del pH. Los AHA son exfoliantes a pH inferiores a 5 y pueden causar irritación y rojez, por eso solemos encontrarlos junto a anti-inflamatorios y extractos botánicos calmantes. Los productos de pH neutro no ofrecen las mismas ventajas como exfoliantes. Podemos encontrar ácidos polihidróxidos, cuyas moléculas son algo más grandes que las de los AHA y por ello menos irritantes (7). Ambos pueden usados en productos de naturaleza acuosa e hidroalcohólica, cuando se usan como ajustadores del pH aparecen en cantidades entre 0.01-0.2%. El ácido salicílico (ácido betahidróxido, BHA) se usa por su acción queratolítica/exfoliante y está categorizado como una droga anti-acné.

Los productos blanqueadores tienen una larga historia en la cosmética asiática. Varios ingredientes están fuertemente regularizados en el mercado asiático como cuasi-drogas (una categoría legal exclusiva de Japón, similar pero no explicable totalmente con la americana OTC, en este contexto podríamos decir que su uso cosmético está regularizado); la morera, gayuba y regaliz son extractos botánicos blanqueadores populares. La forma lipo-soluble de regaliz al 0.05% está regulada como droga en Corea del Sur (8). Los derivados hidrosolubles de vitamina C, magnesium ascorbyl palmitate (MAP) usada al 3% y el ascorbyl glucoside al 2% están clasificadas de cuasi-drogas en prácticamente toda Asia (9).

Se añaden elementos que añaden grosor a la fórmula cuando se busca más viscosidad o un efecto “formador de capa” (film forming, en inglés; es decir, cuando se busca crear una capa hidrofóbica, es decir, oclusiva). Añaden además propiedades emolientes y una mejor textura. Se usan por ejemplo la goma xantana, ácidos poliacrílicos como el “carbomer” y derivados de goma celulosa, como la methylcellulose, hydroxypropylcellulose, hydroxyethylcellulose, etc.

Aceites fragantes o extractos naturales botánicos o aceites naturales se añaden para aportar fragancia y cubrir el olor de los materiales crudos. Pueden usarse también para soportar los reclamos publicitario de un producto o para reforzar el mensaje de que el tónico es suavizante o refrescante, o en el caso de productos dirigidos al acné, medicinal. Por ello los tónicos para pieles secas o sensibles suelen llevar aroma a rosas o lavanda mientras que los dirigidos a pieles acneicas o grasas suelen llevar romero, menta, olores cítricos, etc. Los olores mentolados, a hierbabuena y eucalipto están relacionados con beneficios médicos.

Retos a la hora de formular

-  Tipos de piel

La formulación de un tónico tiene dos retos principales: adecuar la fórmula a cada tipo de piel y garantizar la estabilidad y compatibilidad del producto. Cada piel tiene unas necesidades diferentes, sin embargo, los antioxidantes se usan indistintamente para todas ellas.

Las fórmulas libres de alcohol con humectantes, emolientes y agentes calmantes se adecuan más a pieles secas o sensibles. En el caso de las pieles sensibles se añaden anti-irritantes como la alantoína, té verde o extracto de regaliz.

Los tónicos destinados a pieles normales a mixtas normalmente comprenden niveles bajos de etanol, humectantes e ingredientes clave apropiados. Se usan extractos botánicos con contenidos altos en tanina para mitigar los efectos secantes del alcohol y con el fin de aportar firmeza a la piel.

Los tónicos destinados a las pieles grasas tienen como fin un efecto astringente fuerte y controlar/remover el sebo excesivo. Se consigue con niveles altos de alcohol, ingredientes altamente astringentes y agentes que absorben el sebo. El etanol llega a estar presente en un 20-50% del producto. Los efectos sobre el sebo y la sensación de frescos son altamente beneficiosos para las personas de piel grasa. Podemos encontrar ácido glicólico, láctico o salicílico como exfoliantes. Para conseguir una sensación refrescante se añade mentol o eucalipto. Podemos encontrar caolín, poliamidas (nylon-6, nylon-12), sílica y otros ingredientes que absorben la grasa. Podemos encontrar asimismo algún extracto botánico calmante o alantoína para mitigar el efecto secante del alcohol.

Los tónicos dirigidos a pieles acneicas suelen contar con altos niveles de etanol (35-60%), ácido salicílico y agentes antibacterianos naturales como canela o extracto de árbol de té, aunque éste último puede ser alergénico (18-21). El nivel de etanol debe ser el mínimo para lograr solubilizar el ácido salicílico (presente desde un 0.5% a un 2%) con el fin de reducir la posible resequedad. Es necesario un pH inferior a 4 para conseguir efecto del ácido. Agentes calmantes y humectantes se añaden para reducir la posible irritación así como mentol, alcanfor, etc. Para intensificar la percepción medicinal del producto.

En Asia sin embargo los tónicos se tiene una mala percepción del alcohol y olor del etanol, y las pieles asiáticas muestran una mayor sensibilidad al alcohol (23; como ya comentamos en varias entradas, suelen tener la piel más sensible que los occidentales). Los tónicos asiáticos forman el primer paso de la rutina de hidratación y no suelen presentar alcohol. El colágeno, ácido hialurónico e ingredientes blanqueadores son populares en el mercado asiático.

Reclamos publicitarios y métodos de prueba

Los reclamos publicitarios son amplísimos; el más popular es el de una reducción aparente del poro (meramente cosmético, no hay ningún cosmético que reduzca el tamaño del poro; el efecto se consigue con la hinchazón que sufre la piel tras la aplicación del tónico así como con la limpieza del mismo, con lo cual el poro parece menos prominente). Nos prometen pureza y control del sebo; la estabilización del pH de la piel tras la limpieza (algo que tenía sentido antes, cuando los productos de limpieza eran más alcalinos) y sobre todo una miríada de efectos sensoriales como “aspecto de piel sana”, “tono uniforme”, “suavidad”, “efecto calmante”, frescor, “efecto energético”, etc. Reclamos blanqueadores y aclarantes son atractivos en el mercado asiático.

Estos reclamos pueden estar soportados por medidas subjetivas y objetivas. Las subjetivas se centran en la percepción del consumidor tras el uso del producto y las objetivas miden cambios mediante instrumentos técnicos en el color de la piel, reducción del aspecto de tamaño del poro, reducción del aspecto de arrugas y líneas de expresión, etc.

Reacciones adversas

Las reacciones adversas derivas del uso del tónico incluyen irritación por contacto, irritación por alergia y sensibilización. La irritación por alergia es más frecuente en productos que incluyen extractos botánicos y productos que aumentan la penetración de activos (27), especialmente en el caso del propylene glicol a altas concentraciones (por encima del 10%) (28). El aceite de árbol de té no está reconocido por la FDA ni como antibacteriano, ni como anti-acné, ni como antiséptico, pero se encuentra en muchos productos para pieles acneicas y tiene potencial alergénico (18, 21-29). El uso de ácidos puede incrementar la sensibilidad de la piel, especialmente frente al sol.

Conclusión

Los tónicos tienen efectos beneficiosos al ser incluidos en la rutina: reducen la apariencia de los poros, exfolian, controlan el sebo, calman la piel ante agentes medioambientales, ante la sequedad, etc. Y proporcionan un efecto de limpieza y frescor a la piel. Cuando están correctamente formulados, pueden servir como un vehículo adecuado para ciertos principios activos.

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Conclusión personal

Personalmente, no soy tan “optimista” como la autora del artículo. Entiendo que el tónico cumplía una función fundamental antes de que los surfactantes sintéticos llegasen al mercado, como vimos en la anterior entrada el jabón tiene varios inconvenientes como su gran alcalinidad que no pocas veces causaba deposición mineral, que el tónico eliminaba eficazmente, igualmente vimos que tenían menor capacidad de limpieza. En definitivas cuentas, el tónico es un producto adaptado a unas condiciones que no se dan en el mercado cosmético actual y es un formato donde no ha habido demasiada innovación.

Como siempre, si consideramos primero la inclusión de cierto principio activo en nuestra rutina para responder a una necesidad de la piel, y dicho principio se encuentra en el formato de un tónico, entonces creo que simplemente si el producto nos resulta atractivo no hay ningún problema en incluirlo en la rutina. Pero siguiendo con los tónicos “tradicionales” (de los que hablo, por tanto) que este artículo incluye, me parecen un producto bastante prescindible:

- Si necesitas un tónico para acabar de quitarte el maquillaje, lo que necesitas no es el tónico, sino una limpiadora adecuada a tus necesidades de limpieza.

- Muchas veces los productos calmantes que encontramos en los tónicos están para mitigar los propios efectos que el tónico causa, algo que el artículo refleja pero que quizá veladamente.

- Muchos de estos supuestos extractos botánicos (curiosamente, los más usados en cosmética) son irritantes o tienen capacidad de serlo, además como se comenta en el texto, son alérgenos comunes. La canela, el mentol, el eucalipto, etc. Son productos fuertes que generan irritación a ciertas concentraciones, a mí no se me ocurriría ponerme canela en la cara ni “jartá de vino”. En cualquier caso además los beneficios de estos extractos están puestos en entredicho porque depende mucho de la cantidad que se use (hay más literatura sobre algunos, como el té verde o la camomila, por ejemplo), de la fuente, método de extracción, conservación, etc. y me temo que en el tónico a veces están más para responder a los reclamos publicitarios que a otra cosa, la verdad, aunque algunos como comenta el artículo son funcionales, depende del producto. Los polifenoles varían en su composición y medida de fuente a fuente (de un té verde a otro té verde, o de un tomate a otro tomate, por ejemplo) y es difícil saber con exactitud qué estamos usando a no ser que sean extractos sintéticos y controlados. Personalmente si están no me molestan, cuando no sean irritantes, pero suelo saltarlos cuando leo una lista de ingredientes, si quiero –y quiero– acción antioxidante me busco algo con mayor respaldo (lo que incluye aquellos con más respaldo -en vez de un producto con muchos extractos que no me suenan de nada o poco, quiero decir-, pero es que hay una cantidad de posibles extractos enorme), si quiero algo calmante…pues lo mismo. Tampoco comparto esa percepción de que si lleva mil extractos de cosas “naturales” el producto es mejor, podemos resumirlo como que si están ahí es usualmente por mero marketing, y eso lo dice todo (especialmente esos productos que en vez de listar “agua” como primer ingrediente te ponen quince “aguas de ingrediente natural”, como “Aloe Babardensis Water” y similar; los olvido ipso facto y jamás los compraría...algo que por cierto es ilegal en los EE.UU, y muchas compañías hacen). Para ser más concretos, en muchos casos (recalco, no siempre, pero en productos como un tónico creo que es habitual) este es la típica clase de ingrediente que cae bajo lo que se llama "pixie dust", productos que se añaden a la fórmula por cuestiones publicitarias. En el blog chemistcorner podéis leer más al respecto (en inglés). Es el blog "serio" de Right Brain, del blog The Beauty Brains. Por lo demás cabe decir que son un tipo de cosmecéutico muchas veces con una regulación institucional algo difícil, por ejemplo la FDA no lleva control sobre los cosmecéuticos botánicos de este tipo, aunque otras organizaciones sí, en cualquier caso existe cierto vacío legal. Para más información, aquí y aquí.

- Entre el contenido alto de alcohol y el efecto mecánico al aplicar el tónico, los daños sobre el estrato córneo pueden ser considerables y llevar rápidamente a piel sensibilizada y reseca. El problema de la irritación es que no tiene por qué tener efectos visibles y no por ello no la estamos generando, obviamente a un nivel bajo, pero sigue proporcionándole estrés a la piel al fin y al cabo. Personalmente nunca he entendido el uso de productos irritantes en pieles acneicas, que suelen tener inflamación y heridas. Yo sé que suele gustar mucho la sensación “no-grasa” que deja un tónico con alcohol y demás, pero creo que es muy contraproducente y que en pieles acneicas hay que siempre buscar suavidad y cuidado, evitando irritar la piel y estimular la secreción sebácea por exceso de productos astringentes. Para mí piel acneica equivale a piel fácilmente irritada y con posibles heridas, sobre todo cuando hablamos realmente de piel con acné presente, granos con pus, etc. Vamos no es lo mismo eso que tener un grano o dos cuando te baja la regla, me refiero a gente que suele tener acné y además inflamación. Yo personalmente no recomendaría a nadie con acné comprar productos destinados a pieles acneicas/adolescentes –marcas como Clean&Clear y productos similares. Este artículo sostiene tanto mi opinión como el hecho de que productos que tratan efectivamente el acné –retinoides, por ejemplo- junto a fórmulas lo más suaves posibles son más efectivos. Irritar la piel siempre debe evitarse, y la resequedad es una forma de irritarla y sensibilizarla a largo plazo (algo que se suele pasar por alto entre las personas que usan ácidos, no por ser frecuente y una consecuencia no tan grave no supone un problema). Recordemos que un estrato córneo sano y con un buen perfil lipídico es una barrera entre otras cosas, frente a bacterias, y el acné está relacionado con la bacteria P. Acnes, además vimos también cómo afectan las disrupciones del estrato córneo al funcionamiento general de la piel, en conclusión, yo personalmente ni uso ni recomendaría productos que se resulten agresivos, y los anti-acné a veces lo son.

- En pieles muy sensibles o reactivas jamás usaría productos que no fuesen totalmente sintéticos, depende del nivel de reactividad de la piel, los productos sintéticos tienen una reactividad muy baja y son muy neutros, por ello la mayoría de productos destinados a este tipo de pieles son totalmente sintéticos; con una piel sensible a posibles alérgenos usar productos con muchos productos “naturales” y botánicos es jugar a la lotería de la alergia. Yo personalmente no uso productos destinados a pieles muy sensibles pero intento no comprar productos con muchos extractos botánicos por esto mismo (aunque tampoco los evito), ya que mi piel es muy clara y se irrita fácilmente con algunas cosas.

- En pieles muy grasas el efecto astringente puede ser efectivo, intentaría usar más ingredientes astringentes y evitaría el alcohol a no ser que tuviese la piel muy, muy grasa (de todas maneras, comento algo del alcohol más abajo, me refiero aquí a productos que se basan en el alcohol como producto astringente y sin una fórmula que reequilibre el efecto secante del alcohol). En este caso al igual que en el de las pieles acneicas creo que es mejor centrarse en mantener la piel equilibrada, no resecarla (lo que a priori es atractivo, pero supone irritación a medio plazo y puede acabar en un efecto rebote) y la mayoría de productos dirigidos a pieles grasas, sobre todo adolescentes, son demasiado agresivos.

Mi opinión se puede reducir en que creo que normalmente el tónico es un producto que meramente aporta cualidades sensoriales o que principalmente se centra en ellas. Creo que el artículo a pesar de todo lo refleja bastante bien. Como vehículo hidratante me parece un buen medio y yo misma uso algo que podríamos denominar “tónico”, tienen la ventaja de que muchas veces su oclusividad será más ligera que la de una crema hidratante y que pueden igualmente incorporar agentes de hidratación activa como el ácido hialurónico o la glicerina, urea, etc. Con lo cual es una posibilidad más a la hora de modular la rutina de hidratación. Como canal para ácidos también me parece efectivo y yo misma he usado algún producto del estilo. Lo importante como siempre es que nos gusten las características estéticas del vehículo, que éste no intervenga imposibilitando la efectividad del activo y que los ingredientes del producto sean funcionales. Menos cuando llevan alguna cosa específica o son pasos de hidratación, los tónicos basados en ingredientes botánicos –casi todos los occidentales– considero que son un paso totalmente prescindible porque no hay nada específico del vehículo que no pueda ser añadido al paso de hidratación posterior –desde polifenoles a sílica en matificantes- o al de tratamiento –un sérum de antioxidantes, por ejemplo- y reclamos como la regulación del pH o calmar la piel tras la limpieza si bien tampoco es que sean falsos, a día de hoy con fórmulas de limpieza más suaves y con más agentes acondicionadores creo que son poco relevantes. No hará daño el usarlos, pero su funcionalidad se centra más en cuestiones estéticas, yo personalmente prefiero elegir los aspectos de mis productos…funcionales en mayor grado ;)

Por último creo que es relevante comentar algo sobre el uso del alcohol en cosmética. Existe una variedad de alcoholes y no todos son dañinos para la piel, hay varios que son hidratantes y lo más importante es que cumplen una variedad de funciones dentro de la formulación de un producto. Pueden resecar, sí, pero también están presentes como vehículo, emolientes, hidratantes, como moduladores de la textura, como solventes, y también como productos que maximizan la penetración de activos, etc.

Antes de lanzar mis opiniones, quisiera citar una discusión entre dos “blogger”-científicas: Paula Begoun y la autora del blog FutureDerm. Discuten sobre si el alcohol es o no dañino en productos de cuidado facial, creo que entre los comentarios y los argumentos de un lado a otro quizá ayuda a comprender un poco el tema y además así no se limita a mi opinión. La cosa empieza así:

(1) Entrada en el blog Paula’s Choice sobre el alcohol.
(2) Alguien pregunta sobre el alcohol en el blog FutureDerm basándose en la información del blog Paula’s Choice.
(3) Paula Begoun responde personalmente a la entrada del blog de FutureDerm.
(4) FutureDerm responde de vuelta.

FutureDerm me parece que argumenta de una manera considerablemente pobre, por lo demás (creo que se ve claramente en la última respuesta, son “argumentos” muy bajos y sofísticos que eluden la problemática y caen en el ad hominem de manera simplista; aunque grosso modo estoy de acuerdo con ella).

El alcohol (etanol, principalmente, pero en general alcoholes de cadena corta, que resecan) tiene efectos diferentes según cómo sea la fórmula en su conjunto. No es lo mismo usar un producto que sea 60% etanol que un producto que lo incorpore como canal que incrementa la penetración de un activo al 5%. Yo personalmente sí usaría un producto como el segundo, evito los productos que son principalmente alcohol y los productos que contienen alcohol en los primeros puestos del INCI, pero cuando no aparece entre los tres-cuatro primeros y dependiendo de si la fórmula lleva humectantes, emolientes y antioxidantes que mitiguen su efecto (hasta el punto de que el producto hidrate y no reseque en absoluto, que es posible), no lo veo problemático, en ciertos productos la textura que proporciona el alcohol (haciendo que se absorba de manera rápida, algo que valoro en el protector solar por ejemplo) o la capacidad que da de que los ingredientes activos se aporten a la piel de manera más efectiva puede ser interesante. El alcohol se evapora rápidamente y cuando va como vehículo suele ser en cantidades muy pequeñas y acompañado de suficientes “contra-respuestas” que minimicen sus posibles efectos negativos creo que no genera problemas y que como otras cosas (el encantador aceite mineral, por ejemplo) es víctima de prejuicios cosméticos. Del mismo modo creo que tampoco es necesario usarlo: igual que el agua o los surfactantes, crean disrupción en la epidermis y eso puede llevar a sequedad, pero entrar en contacto con agua o usar surfactantes es algo “inevitable”, usar alcohol puede evitarse, la pregunta es por qué. Yo personalmente no tengo problemas si el alcohol aparece en la mitad o más abajo en la lista (en esos casos suele estar presente en muy, muy poca cantidad y como conservante) de ingredientes y si aparece antes, depende, como comenté arriba, pero no evito los productos con alcohol ni creo que sea necesario en todos los casos. Dependerá del producto y de qué tan sensible sea nuestra piel, pero en muchos casos creo que no hay problema en usar alcohol si se cumplen estas condiciones (recordemos que es una opinión a nivel usuario no especializado, hablo de lo que elijo para mí y por qué), ahora bien, los tónicos astringentes para pieles jóvenes y acneicas bien lejos (a estos productos me referí en las conclusiones de arriba). Como siempre, lo que importa es el comportamiento de la fórmula en su conjunto y cómo nos siente personalmente. También puede pasar que las texturas más ligadas al alcohol no gusten – yo odio los sérums que quedan pegajosos, por ejemplo, y suelo preferir texturas más cremosas, entre gel-crema, pero los geles tampoco me gustan normalmente. El alcohol además es responsable muchas veces de que los productos hagan “pelotillas” (se suele culpar siempre a las siliconas de esto, y suele ser el alcohol aunque con frecuencia por el mismo motivo por el que algunas siliconas las causan: volatilidad).

Los alcoholes “de cadena larga” que no resecan son Stearyl Alcohol, Cetearyl Alcohol, Cetyl Alcohol, C12-15 Alcohol, Cetostearyl Alcohol, Cetyl Alcohol 40 y Lanolin Alcohol; aparte están los glicoles, básicamente propylene glycol y butylene glycol, que son los que se usan como humectantes. Como comentamos pueden estar en un producto por varios motivos. Estos alcoholes también se pueden usar para maximizar la penetración de activos, pero el etanol sigue teniendo alguna ventaja si la fórmula es buena y no reseca (como comenté por ejemplo hace que productos grasos lo sean menos, como el protector solar). Los de cadena corta y con más tendencia a resecar son: Etanol (Ethyl Alcohol; alcohol desnaturalizado, lo que normalmente encontramos bajo el nombre de “Alcohol Denat”, y también podemos encontrarlo bajo las nomenclaturas: SD Alcohol 23-A, SD Alcohol 40, and SD Alcohol 40-B…), Methanol, Benzyl Alcohol, Isopropyl Alcohol (o Isopropanol).

En resumen, como siempre mi palabra de eterno uso y repetición excesiva: depende. Juzgar cualquier producto por la inclusión de un solo ingrediente menos cuando son cancerígenos o de probada toxicidad, peligrosidad etc. (cosa harto difícil de encontrar) no lleva a ningún lado, el enfoque debe ser siempre holístico.


Skin 101: Rutina Básica

I: Limpiar la piel
II: Tónico
III: Hidratar la piel



¿Usáis tónico? ¿Creéis que es prescindible?

Fuentes

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2. Skin Protectant Drug Products for Over-the-Counter Human Use: Astringent Drug Products;
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15. Baumann L. Cosmeceutical Critique: Pycnogenol. Skin and Allergy News, 2004.
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Dermatology. 3rd ed. London; New York: Taylor and Francis, 2003:229–237.
27. Pittz E. Skin barrier function and use of cosmetics. Cosmet Toilet 1984; 99:30–35.
28. Cosmetic Ingredient Review Expert Panel (CIR). Final Report on the Safety Assessment of
Propylene Glycol and Polypropylene Glycols. J Am Coll Toxicol 1994; 13:437–491.
29. Human studies Draize method, study no. DT-029. Skin and Cancer Foundation Australia, 1997.

23/3/13

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20/3/13

Skin 101: Rutina básica (I: Limpiar la piel)




En esta serie de posts bajo la categoría "Skin 101: Rutina básica" quiero hacer un resumen/traducción de un serie de ensayos contenidos en el libro "Cosmetic Formulation of Skin Care Products", perteneciente a la serie "Cosmetic Science and Technology"; serie sobre diversa temática, siendo varios de sus volúmenes sobre cuidado facial y capilar, y escritos por expertos en cada campo y que creo que, por su buena exposición y simplicidad (que no simpleza) son un buen documento que tener a mano para revisitar información básica y comprender mejor el proceso de cuidado de la piel en sus aspectos más básicos, lo que en muchos casos puede suponer dejar atrás ideas falsas y preconcepciones muchas veces originadas por la idea que transmite la publicidad cosmética sobre la piel y los productos de cuidado facial, que para mucha gente es la principal y más cotidiana fuente de información. Con la finalidad de adaptarlo puede que haga algún cambio estructural (en la medida en que seleccionaré la información relativa principalmente al cuidado facial y capilar y evitaré la repetición que añade información más específica pero no relevante desde una perspectiva "grosso modo"; también dejaré de lado información excesivamente técnica) y que modifique la literalidad del contenido pero la traducción pretende guardar el significado y ser tan informativa como el texto original. Mi idea es quizá ir traduciendo varios de estos textos (pertenecientes a la serie, no exclusivamente de este volumen; lo mismo con otros textos relevantes) si considero que puede ser un aporte interesante para el blog. Cuando pueda, anexaré los originales si los encuentro bajo libre acceso en la web. Los artículos son de carácter más bien técnico y quizá esto provoque que la lectura no sea ligera o "amena", pero contienen información relevante y a considerar a la hora de elegir un producto o adecuar nuestra rutina a las necesidades de nuestra piel; mi intención es rescatar esa información de entre el "tecnicismo" y exponerla sin perder por ello, o al menos intentarlo, la capacidad explicativa del texto en su conjunto.

En este caso al final del artículo hay una sección de "consideraciones prácticas" donde se aplica el contenido general del escrito y que quizá, si bien bastante incompleto, sea menos pesado de leer. Hay una lista muy larga de fuentes al final, no os asustéis si veis que la barra se alarga mucho :)

El texto de hoy se encuentra libre en la web (aquí, concretamente en la p. 59), y se trata del artículo "Personal Cleansing Products: Properties and Use" (Productos de limpieza personal: propiedades y uso), escrito por Keith Ertel, perteneciente al grupo P&G. Una vez hecha la presentación general del "proyecto", pasemos a la entrada propiamente.

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- Introducción

- Limpiar la piel

   - Remover la suciedad
   - Eficacia

- Efectos de los productos de limpieza personal

   - Tipos de surfactantes usados comúnmente en los productos de limpieza personal

- Interacción de los surfactantes con la piel

   - Consideraciones sobre la estructura de los surfactantes
  -  Delipidización
  - "Anexión" del surfactante a las proteínas del estrato córneo y penetración del mismo
  - Efecto del pH

- Consideraciones sobre otros ingredientes

- Algunas consideraciones prácticas a la hora de escoger un producto de limpieza personal

   - Limpieza facial

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Introducción

Presas de la mercadotecnia global las limpiadoras como cualquier otro producto están sujetas a un juego de "imágenes" -ya no nos venden una mera cosa para arrastrar suciedad, sino un producto más complejo, a veces hasta "con personalidad" (por ejemplo se me viene a la cabeza el uso de adjetivos como "energético", "calmante", "vigoroso", "puro"...) enmarcado en una rutina canónica- y conceptos que resulta en una variedad quizá excesiva de productos, mercados que se pretenden "alternativos", y ante todo una red confusa de posibilidades entre las cuales elegir parece cosa de titanes, como con casi todo lo cosmético. Lo que parece complejidad sin embargo guarda un secreto: tanto antaño como ahora, la finalidad de la limpiadora es, por obvio que resulte, limpiar la piel y los principios que operan en casi todos los productos son en el fondo los mismos, lo que permite reducir las diferencias justamente en los aspectos más relevantes.

Limpiar la piel

Remover la  suciedad

 La piel está cubierta por un manto hidrolipídico que, dependiendo de la zona del cuerpo, se compone en grado variable de secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas. También se hallan productos resultado de la queratinización (o cornificación de la piel, un proceso mediante el cual las células de los estratos "inferiores" de la epidermis -desde el estrato germinativo o basal- se queratinizan, es decir, "envejecen" y pierden su núcleo pasando a constituir el estrato córneo, compuesto por corneocitos) así como corneocitos en proceso de ser desprendidos de la piel (para que se entienda mejor: las pielecillas por ejemplo son el resultado de un proceso de desprendimiento "defectuoso": los corneocitos no se desprenden bien y se acumulan en la superficie dando lugar a esa acumulación que son, justamente, las pielecillas). 

Estructura general de la piel


Capas de la epidermis


Esta "capa" provee a la piel de cierta impermeabilidad, ayuda a "atrapar" el agua logrando mantener la flexibilidad de la piel a la par que proporciona una defensa natural frente a los organismos patogénicos. Sin embargo, también atrae la suciedad y polución medioambiental. Del mismo modo, es "casa" de una variedad de microorganismos que normalmente no suponen riesgo (de hecho, suponen un beneficio evitando la proliferación de organismos patogénicos) pero que en algunos casos pueden generar en su interacción con la superficie de la capa hidrolipídica residuos indeseables. Por todo ello una limpieza diaria que remueva la suciedad (incluidas las bacterias con las que entramos en contacto) es importante para mantener una piel sana así como en muchos casos aceptación social. 

El agua por su parte es capaz de remover gran parte de esta suciedad (5), pero tiene una capacidad limitada de disolver y limpiar sustancias grasas, es por ello por lo que se añaden los surfactantes (de los que hablé superficialmente aquí). Dicho de manera simple, el surfactante es el responsable de aumentar la afinidad entre sustancias disimilares, en este caso, agua y sustancias lipídicas. Es -o son-, junto al movimiento mecánico que ejercemos sobre la piel al limpiarnos, el responsable de remover la suciedad y dejar la piel bien limpia. El motivo de que usemos principalmente surfactantes aniónicos para limpiar la piel es porque la piel tiene una carga neta negativa a un pH normal y las fuerzas repulsivas entre la piel y esta clase de surfactantes ayudan a mantener la suciedad en suspensión y evita que se vuelva a depositar sobre la piel, lo que hace que sean especialmente efectivos en la tarea. 

Eficacia

La eficacia de un producto de limpieza personal depende de una diversidad de factores entre los que se incluyen su composición (incluyendo el tipo de surfactante usado), la concentración del surfactante "en uso", el tiempo y método de aplicación, la cantidad de suciedad y las características particulares de la piel que se va a limpiar. En las últimas décadas la percepción general sobre las limpiadoras ha cambiado, con el foco de atención moviéndose desde su condición de ayuda a la hora de limpiar la piel hasta su papel de agente con la posibilidad de dañar la piel (6). 

Weber ideó un experimento que nos permite saber cuál es la eficacia de distintos tipos de productos de limpieza de manera controlada (7). Se probaron cuatro tipos de barras de jabón, incluyendo barras hechas de jabón puro y barras sintéticas ("syndet", synthethic detergent; hoy en día casi no usamos jabón puro, como puede ser el de Marsella o el jabón de Castilla, productos que son resultado de la saponificación; sino que la mayoría de productos están basados en surfactantes sintéticos, por ejemplo los sulfatos) en cada grupo de pruebas. Se encontraron diferencias no sólo entre los productos de prueba sino también entre las poblaciones de prueba. La peor forma de limpieza fue la obtenida con el jabón puro y la mejor, la obtenida con detergentes sintéticos. Las pieles con psoriasis fueron las más afectadas y las pieles donde menos suciedad fue removida fue en las pieles atópicas, probablemente debido a su gran resequedad que provoca que la suciedad se adhiera mejor a la piel. 

Otro experimento llevado a cabo por Schrader y Rohr (8) probó que a igual concentración (2%) la piel quedaba más áspera tras ser limpiada con jabón que con detergentes sintéticos, lo que no empeoró al subir la concentración de jabón puro hasta un 8%. Sin embargo, ocurre lo contrario con los detergentes sintéticos, es decir, a mayor concentración mayor aspereza dejan en la piel, hasta el punto de que en concentraciones altas el efecto es el mismo que el del jabón puro. Esto demuestra la dependencia que se da en los surfactantes sintéticos entre cantidad y eficacia y, en la medida en que la concentración usual de surfactante sintético que se da "en uso" en los productos de limpieza es del 8% (9), es relevante considerar este punto a la hora de prever el efecto de los productos de limpieza que usemos.

Wolf y Friedman (10) por su parte idearon también un experimento para estudiar la capacidad de detergencia de diversos jabones. Se comparó un jabón "syndet" con un limpiador suave que contenía un 25% de "crema hidratante" y los resultados fueron que el limpiador suave e hidratante era menos efectivo a la hora de limpiar la piel, es decir, arrastró menos suciedad. La conclusión del estudio fue que para que un limpiador limpie de manera efectiva, tiene que necesariamente resecar en cierto grado variable la piel.

Lockhart y Lazer presentaron un trabajo (12) que medía la manera en que las condiciones "de uso" afectan al poder de limpieza de un detergente; los resultados si bien quizá no son aplicables del todo a los productos de limpieza corporal y especialmente facial, son relevantes en la medida en que señalan la manera en que las condiciones en que se usa el producto afecta a su detergencia (si alguien tiene curiosidad, la manera en que se maximiza la detergencia es mediante un baño ultrasónico).

Otro trabajo más cercano a la "situación real" es el de Pulvvada et al. en el que describieron un método que usaba maquillaje para probar la eficacia de diversos tipos de limpiadoras (14); la conclusión fue que el jabón puro fue el que peor resultados tuvo seguido de un jabón sintético líquido destinado a pieles sensibles. Las limpiadoras basadas en surfactantes derivados del azúcar dieron los mejores resultados. 

Las limpiadoras líquidas gozan de mayor popularidad y muchas de ellas incluyen ingredientes beneficiosos para la piel como el petrolatum, que se deposita durante el uso. ¿Cómo pueden ser efectivos este tipo de productos, cuando a priori parece que la inclusión del petrolatum va en contra de la finalidad del mismo? La tecnología se aprovecha de las distintas condiciones que acaecen en las fases del lavado. El agente beneficioso permanece suspendido sobre la espuma durante el proceso de lavado y cuando ésta es retirada, éste queda sobre la piel. Tras probar este tipo de limpiadoras para demostrar su eficacia, los resultados muestran que los productos que depositan petrolatum sobre la piel limpian mejor y que una mayor eficacia se relaciona con un mayor contenido del agente beneficioso. Una posible explicación es la capacidad que tienen sustancias similares de disolverse mutuamente, y la suciedad que hallamos en la piel tiene contenidos lipídicos. Esto es conocido desde hace tiempo: los romanos usaban aceite al lavarse (17), por ejemplo; y los productos basados en sustancias lípidas se recomiendan para personas con piel sensible y atópica (18).

La eficacia al limpiar es importante, pero también lo es la compatibilidad del producto con la piel, especialmente en personas que se lavan repetidamente, como es el caso por ejemplo de las enfermeras (que necesitan lavarse repetidamente las manos). Se realizó una prueba al respecto con un producto que contiene  petrolatum (25%);  los sujetos de prueba tenían la piel seca y se les prohibió el uso de cualquier tipo de hidratante. Los resultados muestran que el producto de prueba no sólo produce eritema en un grado similar al agua, o incluso menos; sino que además mejoró progresivamente durante el uso el nivel de hidratación de la piel. Por ello este tipo de productos no sólo tienen una buena eficacia como detergentes sino que además muestran buena compatibilidad con la piel y mejoran su nivel de hidratación, incluso en casos de uso extremo. 

Efectos de los productos de limpieza personal

Tipos de surfactantes usados comúnmente en los productos de limpieza personal

Mientras que algunas nuevas tecnologías pueden combinar una limpieza efectiva con la posibilidad de mejorar la condición de la piel, el foco principal es reducir la irritación derivada del uso de productos de limpieza personal. Los surfactantes son el principal ingrediente que encontramos en éstos y son los principales responsables de las características del producto (por ejemplo, la capacidad de formar espuma, los efectos sobre la piel...) 

Surfactantes aniónicos

Son usados en la mayoría de productos de limpieza personal y componen casi el 50% de la producción mundial de surfactantes (21, 22) El mejor conocido de este tipo de surfactantes es el jabón (en el sentido de jabón puro), pero existe una gran variedad de surfactantes sintéticos empleados en el mercado, incluyendo los acil isetionatos, los sulfatos alcalinos y los sulfatos éter alcalinos. Los acil isetionatos tienen una buena compatibilidad con la piel y son buenos surfactantes, a la par que evitan que se forme un residuo derivado de aguas duras. El sodium cocoyl isethionate es un ejemplo de ellos, usado frecuentemente como surfactante principal en detergentes "suaves". Los sulfatos alcalinos son usados en multitud de productos, desde limpiadoras faciales a dentífricos. Crean una espuma cremosa pero no funcionan bien en aguas duras y tienen un mayor potencial de irritar la piel. El más usado es el Sodium Lauryl Sulfate. Los sulfatos éter alcalinos por su parte son más suaves que los sulfatos alcalinos a pesar de que hacen más espuma y frente a éstos, funcionan bien en aguas duras, además tienen mayor compatibilidad con la piel. Un ejemplo de este grupo es Sodium Laureth Sulfate.

Surfactantes catiónicos

No suelen ser buenos detergentes ni generan mucha espuma y normalmente son incompatibles con los surfactantes aniónicos. Teniendo carga positiva se adsorben con mayor facilidad a la piel. Esto los hace útiles como elementos antiestáticos en productos para el pelo así como en algunos casos, buenos acondicionadores. 

Surfactantes no-iónicos

Por su naturaleza son compatibles con multitud de surfactantes y muestran poca sensibilidad a factores como aguas duras, salinidad o pH. Muestran buena compatibilidad con la piel pero siguen teniendo capacidad de irritarla. 

Surfactantes anfotéricos

Las betaínas son el grupo más usado de esta clase de surfactantes, y se usan en multitud de productos con el fin de mejorar la capacidad de formar espuma del producto o de aumentar la viscosidad. Muestran buena compatibilidad con la piel y tienen la capacidad de reducir el potencial de irritación de los surfactantes aniónicos cuando son usados de forma conjunta (24, 28). Aún así, tienen algún problema derivado: se han hallado casos de alergia al surfactante cocamidopropyl betaine, el más usado de todos (29-32), hasta el punto de que en el año 2004 fue nombrado el "alérgeno del año" (30). Sin embargo, las incidencias son muy pocas si tomamos en cuenta el uso masivo que tiene. 

Interacción de los surfactantes con la piel

Los productos de limpieza personal son productos complejos que a menudo contienen no un surfactante, sino varios. Los mecanismos de interacción descritos abajo son interdependientes en cierto grado.

Consideraciones sobre la estructura de los surfactantes

La composición de surfactantes de un producto de limpieza personal determina en gran parte el potencial del producto para impactar en la piel, pero la compatibilidad de éstos con la piel puede variar incluso dentro del uso de un mismo surfactante. El jabón (puro) es un buen ejemplo de esto. Actualmente casi no quedan jabones en el mercado, pero permanecen los productos mixtos (mezcla de syndet y jabón)La composición variable de los materiales crudos para hacer jabón resultan en que la saponificación deriva en una variedad de especies o tipos de jabón diferente. La composición química final del jabón es lo que determina realmente su compatibilidad con la piel. Dahlgren et al. (40) demostraron que los jabones derivados únicamente del coco son los más agresivos con la piel, mientras que los derivados únicamente de sebo (animal) son los más suaves. Según domine un tipo u otro de materia prima básica el jabón será más o menos agresivo. Hay una relación entre la longitud de la cadena de ácidos grasos de la materia prima y la capacidad de generar irritación: a mayor longitud, menor irritación.

La compatibilidad con la piel de varios surfactantes sintéticos muestra también una dependencia de la estructura del surfactante. Kligman and Wooding condujeron un estudio para determinar la capacidad de irritación de los sulfatos alcalinos (47). El de cadena más corta, Sodium Lauryl Sulfate, resultó ser el más agresivo. Existen varios estudios en esta línea (23, 48-51) que muestran que una manera de aumentar la compatibilidad con la piel de los surfactantes sintéticos es reducir las cadenas de surfactantes cortas (C12 o menos). Otra manera de reducir la capacidad de irritación es someter al surfactante a un proceso de etoxilación, a mayor nivel de etoxilación, menor capacidad de irritación (23). El Sodium Laureth Sulfate es uno de los resultados de este proceso. Finalmente, una manera de reducir la posible irritación es usar una combinación de varios surfactantes, algo bastante común (23, 24, 28, 52).

Delipidización

Como comentamos anteriormente, la barrera hidrolipídica es importante para mantener la salud de la piel. Los lípidos epidérmicos que hacen de "cemento" de los corneocitos (que serían los "ladrillos") también son importantes para mantener la piel saludable y la función del estrato córneo (53-55). Las personas que exhiben una gran sensibilidad a los productos de limpieza como las personas con pieles atópicas a menudo muestran estructuras aberrantes bien en la composición o estructura de los lípidos epidérmicos (56,57), del mismo modo Nardo et al. encontraron una relación inversa entre la capacidad de irritación del SLS y el nivel de ciertas cerámidas del estrato córneo en personas normales (58). 

La posible fuente de irritación de los surfactantes se deriva por tanto de su capacidad de emulsionar aceites y lípidos, resultando ello en un proceso de de-lipidización, es decir, resultado de remover los lípidos del estrato córneo.

El agua no es muy efectiva a la hora de limpiar (60), pero sin embargo un mero lavado con agua que provoca una disrupción pequeña es capaz de reducir el nivel de lípidos epidérmicos de la piel en un 24%, mientras que usar jabón supone una reducción del 36% (61). El uso de surfactantes sintéticos supone una reducción del 50%. La eliminación de los lípidos epidérmicos se ha puesto en relación con la incapacidad de la piel de renovar los FHN (de los que hablé superficialmente aquí), llevando en último término a tener la piel seca. El arrastre del sebo no se ha ligado a síntomas clínicos y el nivel normal del mismo vuelve a la normalidad pasadas una o dos horas (62). Gfatter et al. examinaron el efecto de usar varios tipos de productos (jabón líquido, barra syndet y jabón) sobre el nivel de lípidos epidérmicos (63), el grupo que menos reducción presentó fue el de control (lavado sólo con agua), y el que mayor reducción, el que usó jabón puro. 

Fulmer y Kramer compararon la composición lipídica en una piel normal y una tratada con surfactantes en piernas con la piel seca (66). El nivel de lípidos epidérmicos era similar, pero la composición era distinta, la conclusión fue que lavar la piel usando surfactantes altera la composición, pero no la cantidad del lípido epidérmico, sugiriendo que la piel seca responde a una alteración del proceso de los procesos del estrato córneo, y no debido a una delipidización.

"Anexión" del surfactante a las proteínas del estrato córneo y penetración del mismo

Otros estudios sugieren en cambio una interacción surfactante-proteína en el desarrollo de la irritación de la piel (69). Del mismo modo el nivel de irritación de un surfactante está ligado a su capacidad de adsorberse a la piel (11, 51, 70). La adsorción del surfactante está ligada también a la sensación de tirantez, que no está inducida tanto por la delipidización como sí a la denaturalización de la queratina que el sufactante provoca (71). 

Del mismo modo, factores externos "medioambientales" relacionados con la utilización del producto influyen en la capacidad de irritación. Berardesca et al. examinaron la capacidad de irritación de un producto con 5% SLS usado bajo temperaturas de 4ºC, 20ºC y 40ºC (80). Los resultados mostraron que la capacidad de irritación aumentaba a medida que aumenta la temperatura. La descamación también mostró relación con la temperatura. Parece que la relación se encuentra en que a mayor temperatura mayor liquidez del lípido epidérmico y mayor capacidad de adsorción del surfactante (81).

La dureza del agua es otro factor influyente, viéndose más afectados por ella el jabón que los surfactantes sintéticos (82). El agua dura incrementa la deposición  de jabón en la piel, especialmente por la presencia de calcio (83). 

Efecto del pH

El jabón se disuelve en agua ácidos grasos libres y un jabón de base fuerte (por ejemplo, sodio) reaccionará con el agua para formar aparte de ácidos grasos libres, hidróxido de sodio. Por ello los jabones producen por lo general una espuma con un pH mayor a la que producen los surfactantes sintéticos. Esto unido a su poca compatibilidad con la piel es la base de una correlación entre el pH y la irritación de la piel. Ananthapadmanabhan et al. (73) determinaron que el pH afecta a las relaciones entre surfactante-piel. Sin embargo, Robbins y Fernee mostraron que no hay cambios en el estrato córneo cuando la piel está expuesta es un pH de entre 3 y 9 (49). Examinaron también el efecto de diversos surfactantes bajo diferentes pH: en una reducción del 9 al 6, el rango relevante para la mayoría de cosméticos, no hubo cambios aparentes; en una reducción del 9 al 3 sin embargo sí se observó una reducción en la irritación. Sin embargo Robbins y Fernee (48) no encontraron relación entre el pH y varios surfactantes en el nivel de permeabilidad de la piel. Sin embargo una variedad de estudios (9, 89, 90, 91, 92) demostraron que no hay correlación entre el potencial irritante de un producto y el pH del mismo.

La conclusión de estos estudios es que la capacidad de irritación de los surfactantes está ligada a la capacidad de éste de penetrar el estrato córneo a la vez que muestran que el potencial de irritación está ligado a características físicas y químicas de los surfactantes y no sin embargo al pH del producto, excepto en casos de acidez extrema.

Sin embargo el uso de surfactantes altera el pH del manto acídico (lo que puede llevar a alteraciones en el estrato córneo), que puede tardar en recuperarse hasta 94 minutos (62). El jabón altera más el pH que los surfactantes sintéticos, y se observó que el uso de estos últimos reduce la inflamación a largo plazo en pieles acnéicas comparado con el uso de jabón  (101). 

Barel et al. (103) compararon en un estudio ciego el efecto sobre la irritación a largo plazo de usar o bien jabón o bien surfactantes sintéticos. Los niveles de rojez, TEWL e hidratación en el estrato córneo permanecieron iguales en ambos casos, pero el grupo que usó jabón mostró niveles de pH más elevado. Valoraciones subjetivas mostraron resultados favorables tras diez semanas hacia los surfactantes sintéticos, pero como hemos comentado, esto probablemente se debe a otros factores y no a la variación de pH.

Consideraciones sobre otros ingredientes

Los surfactantes determinan gran parte del efecto de un producto de limpieza sobre la piel, pero otros ingredientes pueden tener efecto. Por ejemplo, algunos polímeros (por ejemplo, las siliconas) son usados en la industria para alterar la sensación de la piel, en otras ocasiones presentan substantitividad (se adhieren) y presentan propiedades protectivas (104-106).

La glicerina es un humectante usual pero que, al ser soluble en agua, no presenta una gran substantividad al usarse en productos de limpieza (107), sin embargo puede tener otros efectos, como aumentar la percepción de hidratación del producto aunque las variables "reales" permanezcan estables (40). 

Como ya comentamos hay limpiadoras que depositan petrolatum sobre la piel y que muestran eficacia así como propiedades protectivas sobre la piel así como aumento del nivel de hidratación; hay evidencia de que el petrolatum permea el estrato córneo y mejora la función de barrera (108, 110), así como mejora al ser depositado sobre la piel la estructura lipídica en el estrato córneo (109).

Algunos ingredientes complementarios pueden impactar de forma negativa. La fragancia por ejemplo está implicada de manera frecuente como causa de la dermatitis por contacto y puede ser el gatillo que desencadene problemas como la dermatitis atópica. Usar productos "sin fragancia" no tiene por qué ser la solución, este tipo de productos se caracterizan por no tener una fragancia perceptible, pero pueden contener fragancia en algún grado  ya que es necesaria para esconder el olor original de la materia prima (111). A veces la fragancia va "escondida" bajo el uso de algunos conservantes o aceites que igualmente pueden ser fuente de dermatitis (112, 113).

Algunas consideraciones prácticas a la hora de escoger un producto de limpieza personal

Los dermatólogos y consumidores se enfrentan a una variedad de elecciones cuando recomiendan o eligen productos de limpieza personal. Las secciones anteriores de este artículo analizan parte de la literatura disponible que examina factores que gobiernan la interacción entre surfactantes y la piel desde un punto de vista teórico. Pero, ¿qué significa todo esto desde el punto de vista práctico?

Limpieza facial

La limpieza facial es una necesidad primaria para la mayoría de individuos; aparte de cuestiones culturales relativas a la higiene, la cara es una localidad primaria de la acumulación de suciedad tanto endógena como exógena. Tanto la densidad como el tamaño de las glándulas sebáceas son mayores en la cara, parte alta de la espalda y pecho. La secreción de estas glándulas en conjunción con la aplicación de maquillaje ayuda a crear una capa hidrolipídica en la superficie de la piel que ayuda a atrapar las poluciones medioambientales (polvo, humo de cigarrillo, etc.) En cualquier caso, si bien la necesidad de remover esta suciedad está clara, hay ciertas consideraciones que se pueden hacer respecto de la limpieza excesiva. Por ejemplo, el estrato córneo tiene menos células que otras partes del cuerpo a excepción de la zona genital (114). Una barrera córnea fina puede ser un factor que propicie irritación. La cara es una zona relacionada en gran medida -el 50% de los sujetos del estudio- con la noción de "piel sensible", una condición relacionada a su vez con un estrato córneo fino (115, 116), grosor controlable hasta cierto punto con los productos que usamos. Además la piel de la cara es más rica en nervios y es más maleable, con lo cual es más sensible a sensaciones como la tirantez con mayor facilidad. Tanto hombres como mujeres encuentran en las limpiadoras en un factor común de este problema (117).

Las barras de jabón tradicional son una opción eficaz y como hemos visto anteriormente, no retiran el manto hidrolipídico totalmente de la piel. Sin embargo, el jabón puro tiende a proporcionar sensación de tirantez en mayor medida. En el caso de las pieles acnéicas sin embargo se ha mostrado que el uso de jabón puede predisponer a la piel desarrollar acné (101). Más importante aún, el jabón puede irritar las lesiones existentes. En este caso lo recomendable es usar surfactantes sintéticos suaves y el agua templada, no caliente (118).

Los agentes exfoliantes ayudan a retirar la suciedad y los restos celulares de la superficie de la piel, proporcionando un aspecto rejuvenecido a la par que estimulan la piel mediante un efecto de masaje y alisan la superficie de la piel (119). Esto último puede incrementar la eficacia (y posible irritación) de los productos de limpieza. El uso adecuado de exfoliantes es importante para no dañar la barrera córnea, lo que incrementaría la posibilidad de irritación. 

Las toallitas limpiadoras se presentan en dos formatos, húmedas o secas, en este último caso se "activan" con agua. Entre la exfoliación mecánica y el efecto del surfactante proveen una limpieza efectiva (122) Algunas incorporan ingredientes como petrolatum que ayudan a mejorar la hidratación de la piel (123). 

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Conclusiones personales

Si bien no tengo formación específica en el campo de la salud (yo tiré por las ciencias sociales en su momento y acabé luego en lo que mucha gente llama "humanidades"), algo a tener en cuenta cuando me leáis, la manera en que yo aplico esta información a mi rutina y comprensión de la limpieza de la piel pasa por dos líneas fundamentales: limpiar la piel siempre implica irritación y por otro lado, limpiar la piel no es "sobre limpiar" la piel.

En cuanto al primer punto y como comenta el artículo, y como hemos comentado otras veces en relación a los surfactantes y los sulfatos, igual que en el pelo en la piel la meta está en encontrar un equilibrio entre buena capacidad de detergencia y suavidad. Es un poco la idea que comenté en el post sobre la rutina facial asiática en relación a la doble limpieza: primero hay que detectar cuál es nuestra necesidad y actuar en consecuencia. No es lo mismo no ir maquillada un día y limpiar la piel por la noche que haber usado maquillaje a prueba de agua y más difícil de remover, es decir, de limpiar. Como dije en esa misma entrada y como refleja esta entrada las bases "químicas" de los desmaquillantes y las limpiadoras al agua o barras de jabón (normalmente syndet) son en cierta medida las mismas. Que muchos desmaquillantes empleen sustancias oleosas responde a algo que comentamos arriba, y es que disuelven mejor las sustancias grasas y también por ejemplo activos que necesitan una base grasa como solvente (por ejemplo, los protectores solares, por eso es tan difícil encontrar uno que no sea graso), pero no es algo exclusivo de los desmaquillantes, hay muchas limpiadoras que emplean aceite y asimismo hay muchos desmaquillantes que no usan aceite para nada. Este ejemplo quiere ilustrar por un lado la variedad de productos que hay en el mercado y mostrar a su vez que muchas veces las fronteras entre productos quizá no son tan definidas como pretenden las marcas porque las diferencias están en el producto concreto que se crea, no en la "categoría de producto". En ciertos casos será necesario recurrir a un desmaquillante oleoso y a un gel, o a un desmaquillante no oleoso y a un gel...o sólo a un gel. Lo importante es recordar que limpiar irirta y que el riesgo de sobre-limpieza no es remoto, mucha gente mezcla desmaquillante oleoso con gel al agua y para acabar usan una limpiadora a modo de tónico (las famosas aguas micelares, que son limpiadoras). El mismo agua micelar es ejemplo de producto usado a menudo como desmaquillante por muchas personas y como limpiadoras por otras (yo uso el formato de ambas formas según qué necesite en el momento). Es un mero ejemplo que no sé si es clarificador pero que al menos creo que ilustra bien lo que suele ser el problema de la limpieza: demasiada, más agresiva de lo necesario.

Como vemos en el artículo hay muchas maneras de hacer que una limpiadora sea más suave, es decir, que limpie menos; lo cual en relación con lo anterior no es un problema: una piel seca por ejemplo puede encontrar que esa limpiadora con 25% de petrolatum que limpia menos pero que agrede por ello menos a la piel es justo lo que necesita. Yo sé que a veces llego a ser repetitiva, pero la palabra clave, como siempre, es adecuación

Por lo demás podemos sacar algunas conclusiones básicas:

- Grosso modo, es mejor evitar el uso de jabón puro y recurrir a surfactantes sintéticos, ya que son más compatibles con la piel y presentan menos problemas en su uso, como la posible sensación de tirantez. Además, respecto de los surfactantes hay una condición a la que tenemos que atender especialmente, que es la dureza del agua. En aguas duras el uso de jabón puro provoca deposición de minerales (en el pelo también, muchísimas veces cuando la gente cree tener "build-up" lo que tiene es acumulación de minerales por la interacción eléctrica entre los productos capilares y el agua) que irritan la piel. Por ello en aguas duras aparte de recurrir a surfactantes sintéticos, evitaremos los alcalinos, es decir, la familia de sulfatos (SLS, ALS), pero no los éter sulfatos, el común Sodium Laureth Sulfate es una buena opción, junto a otros muchos posibles surfactantes. 

- Como comentamos también en relación al pelo, la funcionalidad de un producto de limpieza personal no depende únicamente del surfactante, hay que atender a la presencia de siliconas, polímeros varios, aceites, etc. La grandísima mayoría de productos del mercado incluyen algún tipo de agente beneficioso de este tipo, y debemos adecuarlos principalmente a la producción de sebo de nuestra piel (igual que el surfactante, es decir, una piel grasa necesitará surfactantes más agresivos y emolientes, humectantes y oclusivos más ligeros; una piel seca en cambio se beneficiará de productos más suaves y una presencia de emolientes, humectantes y oclusivos más eficaz, más pesados, que suplan lo nuestra piel, en caso de ser seca, no es capaz de generar por sí misma).

- Obviamente, intentaremos usar limpiadoras lo más suave posibles.

- En pieles acnéicas evitaremos el uso de jabón (que no sólo propicia el acné, sino que agrava las lesiones que éste causa) y recurriremos a surfactantes sintéticos.

- Como la temperatura afecta a la detergencia, usaremos agua templada. Tampoco hace falta que sea fría -aunque yo personalmente me lavo la cara con agua fría-, pero sí templada (no templada...más bien calentita).

-  El artículo es sobre todo un compendio de posibles causas por las cuales las limpiadoras causan irritación, en cualquier caso, podemos concluir que lo mejor es intentar minimizar el contacto de la limpiadora con la piel y evitar asimismo productos que no se enjuagan con contenidos altos de surfactantes, ¿existen? Más de una vez he visto alguna mascarilla con SLS muy arriba, o geles que se pueden usar de "mascarilla", o recomendaciones sobre dejarse la limpiadora en la piel un tiempo...las posibilidades a la hora de formular son bastante amplias y no estoy implicando que cualquier producto de este tipo cumpla con la idea que yo me hago de ellos, pero yo personalmente evito esta clase de productos. 

- En cuanto a la exfoliación, por un lado es uno de los motivos por los cuales yo no uso toallitas desmaquillantes, tengo la piel sensible y me resultan muy irritantes por la mera interacción mecánica; pero es importante tener en cuenta que la manera en que usamos el producto afecta al resultado final. Hay que frotar con cuidado y rápidamente, y si usamos productos como toallitas desmaquillantes recordar ponerlas en correlación por su efecto exfoliante con cualquier otro tipo de producto exfoliante que pretendamos usar. Personalmente no recomiendo para nada usar productos que exfolien físicamente, sobre todo cuando las partículas exfoliantes son muy gruesas o hacen daño (sal, hueso de albaricoque...). 

- Asimismo la exfoliación cumple un papel positivo desde un uso correcto, la piel se renueva de manera natural cada 28 días, y no es lo mismo una piel seca que una grasa a la hora de aguantar exfoliaciones frecuentes, como vimos hay una interrelación entre las pieles secas y/o sensibles y la composición y estado del estrato córneo. Personalmente y al margen del artículo, en pieles con acné o lesiones provocadas con el mismo creo que es poco recomendable exfoliar físicamente, sobre todo si hay heridas o granos inflamados. 

- Al final todo se reduce a ser cuidadosos con la piel: no agredirla, buscar productos suaves pero adecuados a nuestras necesidades, considerar incluir varios productos si con cierta frecuencia nuestras necesidades cambian radicalmente (como es mi caso, con frecuencia salgo de casa con ahumados o maquillajes más complejos pero para diario lo que uso se va fácilmente con agua micelar o si necesito algo más fuerte, gel al agua), no caer en el error de interpretar una fórmula basándonos únicamente en los surfactantes pero sin olvidar que son el agente que más determina el efecto final, la relación entre los ingredientes de un producto es la de interdependencia. Y sobre todo, no caer en el error de sobre-limpiar, la piel debe limpiarse sólo cuando sea necesario y no por norma y siempre hay que minimizar con todas las variables que el artículo presenta la exposición de la piel a posibles agentes irritantes, y las limpiadoras siempre causan irritación en alguna medida.

- No quisiera dejar de comentar, apoyando mis conclusiones anteriores, la similitud con que se opera a la hora de construir champús y limpiadoras. No sólo porque el champú entra en contacto con el cuero cabelludo, y todo lo escrito aplica, sino también porque otros muchos aspectos como las funciones típicas de los surfactantes, la presencia de otros ingredientes que inciden en el efecto final de la fórmula y en general la cuestión de limpieza efectiva pero todo lo suave posible así como otros aspectos son casi simétricos a cuestiones relativas al cuidado del pelo. Los principios, de nuevo, aunque en este caso sí hay un salto no de producto concreto, sino de categoría...tampoco se alejan excesivamente.

- Por último lugar, creo que lo que se puede concluir tanto de este artículo como de otros y en mi caso, de mi experiencia, es que la limpiadora es el principio de una buena rutina aunque no es un producto que cueste tanto dinero (y muchas limpiadoras caras no tienen nada especial, personalmente es el paso donde menos dinero gasto y donde creo que si gastas mucho, normalmente es un "timo"). Muchas veces nos centramos demasiado en remediar los efectos que la limpieza causa en lugar de intentar minimizarlos. Una piel seca, deshidratada, con escamaciones, etc. puede empezar perfectamente desde una limpieza demasiado agresiva por todos los factores que hemos visto. La limpieza de la piel es, en resumidas cuentas, la clave del arco: esa pieza quizá pequeña, pero fundamental para que exista un equilibrio de fuerzas. 

Skin 101: Rutina Básica

I: Limpiar la piel
II: Tónico
III: Hidratar la piel



¿Qué tipo de limpiadoras os gustan? ¿Tenéis problemas de piel sensible, atópica...y cómo lo manejáis?


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